martes, 14 de septiembre de 2010

El experimento

Das Experiment” (2001) es una película alemana basada en el Experimento de la cárcel de Stanford, en el que un grupo de 24 voluntarios participó de una simulación de una cárcel para analizar cuáles eran los efectos psicológicos de convertirse en un preso o en un carcelero. Tras algunas pruebas físicas y psíquicas, los participantes fueron divididos mitad para cada rol (en la película los voluntarios son 20 y se dividen 12 como reclusos y 8 como guardias), y se les pidió que ambos cumplan a conciencia con su papel: los presos perderían sus libertades y los carceleros debían mantener el orden, sin utilizar violencia física. Sin embargo el experimento tuvo que ser cancelado a los seis días (estaba pensado que dure dos semanas) por los efectos generados en ambos bandos.

La película toma este experimento, y exagerando algunas situaciones con respecto al original, muestra el proceso del mismo, y los resultados a los que se llegó cuando cada uno asumió realmente su rol.

Promediando la historia, la idea de que es una simulación queda eliminada. Los carceleros no solo cumplen su rol, sino que ya se sienten uno y ejercen su poder como tales castigando (por momentos con violencia física a pesar de las prohibiciones) y humillando a los presos, y de la misma manera, la sumisión de los prisioneros va creciendo a medida que van recibiendo los diferentes castigos (flexiones individuales y grupales, la quita de la cama y la ropa, la amenaza de ser encerrados en la celda de aislamiento, entre otras). Y es ahí donde reside la fuerza de la historia: en la transformación de las personalidades, tanto de los presos cómo de los carceleros, debido a las relaciones de poder; en que muestra qué está dispuesto a hacer el ser humano cuando se le da poder y se lo avala institucionalmente (varios con puestos jerárquicos harían bien en verla), y como esto, muchas veces, lleva a situaciones extremas solo por una lucha de egos. Una interesante película para ver, que transmite plenamente el clima y las sensaciones que se vivieron en ese experimento. La duda que queda es: ¿es esa la naturaleza humana?

jueves, 9 de septiembre de 2010

El regalo de Calamaro por los diez años de “El Salmón” (o algo así)

Con motivo de los diez años de “El Salmón”, y de los 49 propios, Andrés Calamaro regaló a través de la web www.camisetasparatodos.com (en realidad se lo regaló a su socio deepcamboyano Marcelo “Cuino” Scornik que lo cedió a la página) un disco con 18 temas ineditóxicos de aquellas épocas verborrágicas/lisérgicas/experimentales.

En el disco aparecen una serie de homenajes (o algo así) como una versión salvaje de “11 y 6”, (“y en el baño de un bar sellaron todo con un saque”), más cercana a su segunda parte, “El Chico de la tapa”, una mini “Before they make me run” de The Rolling Stones, “It's all too much” de The Beatles junto a “Obladi oblada” hecha cha cha cha, la Triple versión de “Sporting life” de Eric Clapton , y “Plegaria para un niño dormido” de Almendra, quizás la más rescatable de estas. Por otro lado, la época camboyana más oscura queda plasmada en las canciones (o algo así) “Demolition Time”, “Duelo de gañanes”, “El Blues de Don José”, “El Gran Cachafaz”, “Iggy Pop”, “Moquete moqueador” y “No time for loosers”, en las que se mezclan frases, sonidos, riffs, distorsiones y demás, por momentos de forma nociva para el oyente.

Pero las cinco canciones que completan el disco son bien salmónicas, y en estas Calamaro regala un poco de su genialidad (o algo así): “Devuélvanme mi nariz”, una crisis matrimonio/personal; “La Sabol (poder dormir)”, la más interesante del disco; la cumbia “Los Animales” con el lenguaje Calamariano en su plenitud; “Patrón de mil mates”, un rock pesado junto a su socio Scornik; y “Subversivo”, otro rock contestatario adornado con sonidos futuristas.

En “El Salmón”, y la época posterior “Radio Vaticano” con sus ¿cientos? ¿miles? de ineditóxicas, Calamaro mostró en su totalidad la libertad del músico-creador, y, sobre todo, su capacidad creativa/creadora. Hoy, diez años después, esa etapa sigue dando sus frutos (o algo así).

Para descargar el disco, click aquí

martes, 7 de septiembre de 2010

La Vela Puerca presentó Normalmente anormal

La Vela Puerca volvió al Microestadio Malvinas como cierre de la gira de presentación de su primer DVD “Normalmente anormal”. En la previa proyectaron completo el documental incluido en el DVD y ante la última frase del mismo “no sé si es la mejor, pero es nuestra manera. Normalmente anormal”, la pantalla cayó y arrancó el show con “Escobas”.

El comienzo a puro vértigo mostró su faceta más ska/punk/contestataria: a “Escobas” le siguieron “Mañana”, “El Ojo Moro”, “De Atar” y “Por dentro” casi sin parar, para bajar un poco con los reggae “El Bandido Saltodemata” y “Burbujas”, y volver a levantar con las canciones más rockeros de su discografía (“El señor”, “Doble Filo”, “Clones”, “Colabore”, “La sin razón”)

Promediando el show bajaron los decibeles para mostrar los nuevos temas. Así pasaron en un formato casi acústico, como están grabados en el DVD, “Respira”, “En Vela”, “Caridad”, “Razón de ser” junto a la hermosa “Para no verme más” de “El Impulso”.

Pero lo mejor todavía estaba por venir: Una emotiva versión de “Va a escampar”, “Vuelan palos” con el Enano acompañado por un bandoneón, el himno canábico por excelencia, “Mi Semilla”, junto a Alejandro Balbis, y “José sabía” y “Zafar”, dos de las gemas de la banda.

Para el cierre, La Vela volvió con toda su potencia y metió un hat-trick letal: “Por la ciudad”, “El Viejo” con la participación de “Wilson” (una pelota que le regalaron comparando su look con el de Tom Hanks en El Naufrago), y “Llenos de magia” para revalidar su gran momento y su gran relación con el público argentino.